¿Existe la Imparcialidad en los Siervos de Dios?

 

Hace un par de días publiqué el texto de la imagen. De una u otra manera, el Nuevo Testamento usa la idea del todo, la plenitud, lo consumado, la realidad. Esa Verdad que resumo en cuatro puntos, pero estrictamente, no hay más, ni menos.

Como nuestra capacidad conciencial y cognitiva siempre fue y será parcial, Dios -EL TODO-, nos auxilia dando REVELACIÓN. Por medio de la Revelación podemos entrar y permanecer en la Verdad, y andar en ella como el TODO que es. Nosotros mismos individualmente jamás podremos ser “la verdad”, o absolutamente “verdaderos”, pero un día llegaremos a ser partes de “el Amén, el testigo fiel y verdadero”, al llegar a ser el Cuerpo de Cristo unido a la Cabeza definitivamente y para la eternidad. Hoy podemos experimentar la perfección relativa porque es individual [Fil. 3. 8-16], de camino a la perfección absoluta porque llegaremos a “la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”, que es la perfección corporativa. Para llegar a ese punto, Efesios 4. 11-16 establece tres requisitos: 1) Genuinos Hombres-Dones que vivan en absoluto para La Cabeza [un calvinista o un arminianos jamás lo serán]; 2) La unidad de la Fe que solo en la dimensión apostólica y de revelación se puede adentrar y avanzar; 3) Un conocimiento del Hijo de Dios pleno, lo que sugiera espiritualidad profunda como a Pablo se le reveló de camino a Damasco, y luego durante 14 anos en el Desierto de Arabia.

Hay un tal “apóstol” en Buenos Aires y otro en México que viven refiriéndose a revelaciones, pero sólo dicen explicar piedras, sombras, tipos, vegetales, caos, política, formalidades, y cuando intentan explicar no explican nada y nada consiguen edificar sino tan solo reunir un rebaño incauto y curioso impactado por sus “misterios” y no revelaciones. Usted sabrá con quiénes andar. Los Hombres-Dones que realmente nos llevan a la perfección y a la IMPARCIALIDAD [1 Cor. 13. 9-13], deben haber pasado por los tres requisitos mencionados aquí.

Tito Berry