El Bautismo que limpia la Era y quema la paja...
Durante la historia de la Iglesia, hubo una distorsión del Bautismo que venía haciendo Jesús, anunciado por Juan el Bautista.
Busquemos
mejorar nuestra hermenéutica del texto bíblico, lo que ciertamente fortalecerá
nuestra fe y comprensión del Plano Eterno de Dios.
lamentablemente, nos hemos quedado con la imagen del bautismo de Juan, y con el evento inicial del bautismo de Jesús, fue fue el Pentecostés, y perdimos de vista a Jesús bautizando. El primer símbolo del bautismo del Espíritu poco y nada captado en la Biblia, es una pala.
La pala del Señor Jesús haría dos cosas: bautizar con el Espíritu Santo y bautizar con fuego. Estos dos bautismos serían diferentes y se practicarían para dos clases de personas: trigo y paja.
1º Quien sea trigo, primero será limpiado por el “viento” del Espíritu. La palabra "pala" aquí implica "avanzar" en el griego original. Quien sea paja, será quemado en un fuego inextinguible.
El Bautismo
que ofrece Jesús es el Bautismo del Espíritu que sólo reciben los que sean
trigo; aun así, primero pasan por la purificación del Espíritu y luego son
introducidos en el Cuerpo de Cristo, empapados en Cristo mismo. Los que no son
trigo sino paja reciben el bautismo de fuego. En realidad, el bautismo del Espíritu empieza en la regeneración como "principio activo", luego viene la separación del mundo, y limpieza de nuestra vida pecaminosa; enseguida la experiencia del Poder de Dios poniéndole bozal a nuestra lengua, y como último paso, introduciéndonos en Su Cuerpo, donde seguiremos siendo bautizados.
Aquí debemos percibir cuatro pasos en el Bautismo de Jesús: 1) la regeneración; 2) la pala que nos separa del mundo; 3) purificación, limpieza; 4) inclusión en el Cuerpo, la Iglesia, haciendo este proceso justicia al sentido de "avanzar".
¿Cómo sabemos
que estamos siendo bautizados en el Espíritu? Cuando nos dejamos purificar, es
señal de que somos trigo y de que el Espíritu Santo está haciendo Su Obra en
nosotros, bautizándonos en el Cuerpo, en Cristo mismo. Este acto de bautizarnos
en el Cuerpo es instantáneo, pero el de estar empapados o llenos del Espíritu
es constante, por lo que también se puede decir que Él nos bautiza
continuamente. El significado principal de “baptizo” no es sumergir sino inmergir,
encharcar. Si en el bautismo en aguas que no es concreto, sino simbólico, le sujetáramos al bautizando bajo el agua, se ahogaría facilmente, pero el bautismo de Jesús que es un tratamiento concreto, y no simbólico, somos tratados por la pala. El pasaje de Mateo 3. 11-12 trae los dos sentidos: pala y rastrillo.
¿Cómo sabemos que ciertas personas son paja, no trigo, incluso, si creen en Dios? Cuando el Espíritu de Dios actúa como un fuego destructivo, quitando los pecados de un pecador que no se arrepiente. Las denominaciones aplican reglas y disciplinas. La Iglesia sólo “ayuda” [Ef. 4. 16], mientras el Espíritu Santo y la Palabra llevan a cabo el tratamiento de la purificación, pero quien es paja, que nunca nació de nuevo, no acepta el tratamiento, sólo cambia de “iglesia”, o se va enmascarando para vivir en su naturaleza de “nominal”.
El trigo es el que ya cree en el Señor Jesús, pero todavía está mezclado con paja; e falso trigo en el mundo, sin la experiencia del bautismo en el Cuerpo. Por dentro tiene vida espiritual, es decir, ha nacido de nuevo, pero por fuera es un salvo aislado, individual, que no reconoce el Cuerpo. ¿Sabía que un salvo verdadero, a quien aún no se le haya revelado La Iglesia, por más que conviva con miles, todavía es un grano de trigo suelto? La mayoría de los pastores e “iglesias” no están dispuestos conducir a los salvos a La Iglesia, sino a su denominación, su doctrina, que en Juan 10 es tipificada por el corral, un redil.
El pasaje de Mateo 3. 11 y 12 nos habla de un tiempo final cuando habrá un gran avivamiento espiritual y el Señor aparecerá con un abanico (plumero, traducido en algunas Biblias como una pala), zarandeando a la Humanidad, Su Era (Mt 13,38), para traerle a Él a los que son trigos y condenar a los que no creen en él.
La paja es el ser humano que no cree en Jesús para la salvación, pero la paja también es un elemento innecesario junto al trigo que debe ser quemado por el fuego del Espíritu una vez que recibe el bautismo. El Espíritu Santo quema la paja en el creyente salvo, pero su característica no es fuego sino un poder interior que hace arder el corazón [Lc. 24. 32]: “¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?”. ¿Qué hicieron estos discípulos al ser tratados por el Espíritu en esta parte de su bautismo? “Al instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron a los once y a los que estaban reunidos con ellos. 34 ¡Es cierto! —decían—. El Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón” [33-34]. Jerusalén es LA IGLESIA con los apóstoles como sus pastores, y Babilonia es la confusión religiosa. El bautismo de fuego es solo para aquellos cuya naturaleza es paja.
“El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido” [1 Co. 11.23-24].
La primera cualidad en el Bautismo del Espíritu Santo es el proceso de purificación o limpieza, y separación de la paja, para finalmente transformarnos en Pan.
Ese pan que es el mismo Cristo dándose a comer por los hermanos. Y para esto, el proceso del trigo no es para nada prescindible, o rechazable, hasta que en la comunión-iglesia ardamos, porque nadie es igual, y esas diferencias que tolerar, son para nosotros un verdadero fuego.
NBV
“Él está listo para separar la paja del trigo; quemará la paja en un fuego que nunca se apaga y guardará el trigo en su granero”.
2º La segunda cualidad del trigo es que es medicinal.
El trigo es un cereal considerado como una de las principales bases alimentarias de las personas en todo el planeta. Para mantener intactas sus propiedades, no debe pasar por el proceso de refinamiento de las máquinas, a fin de que pueda ser tamizado [pasar por el cedazo, colador, filtrador] y luego sirva adecuadamente. Por tanto, el trigo es medicinal, y su adecuado consumo nos hace sanos y productivos.
3. El trigo también es alimento.
Otra cosa esencial en la condición del trigo es que sea comestible. Si no te dejas comer por Dios, tampoco podrás alimentarte de Cristo. La comida es mutua. Él viene a cenar con nosotros, donde Cristo y nosotros cenamos juntos; uno satisfaciendo al otro.
Como medicina, seremos saludables y bendeciremos a los demás, es decir, debemos satisfacer las necesidades de los demás, y como alimento, el trigo se transforma en satisfacción para Dios.
No importa si experimentamos el Espíritu como fuego o agua o simplemente como rocío. Lo que importa es que nos está limpiando por dentro. Las formas en que lo sentimos no constituyen un tipo de bautismo sino solo sus diferentes manifestaciones.
El Bautismo del Espíritu en sí mismo no tiene la característica de fuego, aunque apareció una vez “como de fuego”. Signo del Bautismo del Espíritu mismo, si lo tenemos cuando comemos a Cristo y nos dejamos transformar por Él. Hay tres símbolos del Espíritu Santo: 1) el viento; 2) la paloma; 3) el fuego. Y quien es paja, no tiene otro destino que el bautismo de fuego.
La única señal evidente del bautismo con el Espíritu Santo en el día de Pentecostés no era lo que la gente imaginaba: borracheras, ni el fuego que quemaba algo o alguien allí, sino que hablaban con valentía las maravillas de Dios en idiomas comprensibles para cada uno de ellos, las diez naciones presentes allí. Hablar mucho de los creyentes es un verdadero destello y no hablar por el poder de Dios. El que habla por el poder del Espíritu, no habla de sí mismo ni de las cosas que interesan al hombre, sino de las que glorifican a Dios.
Olvidémonos de buscar señales, y tratemos de establecer evidencia de ellas y sí verifiquemos que estamos hablando, cómo y si nos estamos transformando. La paja no se puede transformar; el fuego lo vuelve gris y no sirve para nada, pero quien verdaderamente cree en Jesús puede esperar el Bautismo del Espíritu introduciéndolo en el Cuerpo para ser constantemente molido y así agradar a los hombres y a Dios.
Hermano Tito

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